¡Ah, el clásico! Laura ha sido promovida, está emocionada, y de repente… ¡zas! Le cae un informe que es más desastroso que un lunes por la mañana sin café. Ahora, ella se enfrenta a un dilema existencial: ¿le dice al equipo que el trabajo no está a la altura o lo corrige ella solita en una noche de insomnio y Netflix? Spoiler alert: opta por la segunda opción. Porque claro, nadie quiere ser el “Grinch” que roba la moral del equipo, ¿cierto?
Pero aquí va la bomba: ser líder no se trata de ser la madre Teresa de las revisiones. Si siempre dices que todo está “bien” aunque en tu interior grites “¡socorro!”, estás preparando el terreno para el desastre. Un líder de cambio sabe que la honestidad bien aplicada es como el café: fuerte, directo, y necesario. Así que, si alguna vez te has sentido como Laura, agárrate, porque hoy vamos a aprender a decir las cosas como son, con amor, pero sin paños tibios. ¡Vamos a ello!
- Sé sincero, pero amable.
- El liderazgo no es solo sobre hacer sentir bien a todos; es sobre guiar al equipo hacia la mejora constante.
- Ofrece retroalimentación constructiva y no tengas miedo de señalar áreas de mejora.
Tenemos miles de consejos prácticos para ayudarte en tu camino de crecimiento en el desarrollo personal y liderazgo.